jueves, 5 de septiembre de 2013

Atrevete a pescar

Una música monótona y aburrida, un pan sin sal, una historia de amor sin te quieros. Así siento mi vida cuando la vivo en la superficie, cuando me descubro caminando de puntillas por las cosas. Evitando problemas, sin asumir compromisos. Arráncame Señor del suelo firme de mi orilla, de una vida vivida como espectador de la de los demás.
Y si en lo profundo de la realidad, de los hechos, de los otros, incluso de mí, las cosas fueran distintas a como las vivo hoy aquí. Y si en lo  desconocido existiera un verdadero tesoro por descubrir que no puedo imaginar, unas redes repletas de vida esperando a ser llevadas a la orilla.
Tantas veces la vida me ha sorprendido recogiendo donde no había sembrado, gozando donde no lo hubiera esperado, llegando donde no creí nunca alcanzar, levantándome donde no me quedaban fuerzas, perdonando a quien sólo creía odiar. Tantas veces la vida me ha sorprendido que una vez más caigo a tus pies y no puedo sino decirte que te apartes de mí, que tengo que admitir que vivo con una fe de papel, escrito con palabras vacías.

Lc 5,1-11
 

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