y estar en los otros.
Vivir en una soledad
poblada.
Forjar vínculos
indestructibles.
Abrazar sin invadir.
Amar sin anular.
Comunicar sin agotar.
Ser uno mismo
Ser nosotros.
Crear mundos,
inspirar sueños,
restañar heridas.
Desplegar la vida
en el tiempo,
hablar en el trueno
y el susurro,
ser batalla sin muertos.
Somos imagen
del Dios de los encuentros.
José María Rodríguez Olaizola, sj
En efecto, somos imagen de el Dios de los encuentros, de el sol de cada mañana, en esa nueva oportunidad, no para cambiar el inicio, pero si para modificar el final. Somos las manos visibles de Dios, esa que acaricia, que labora por el bien común, el hombro solidario, el oido atento, el consejo cierto. No lo que se tiene sino lo que se comparte, no el saber sino el enseñar, No el aparentar sino el ser con y para los demás. Es dar testimonio de tu paso despues de tu encuentro con el Señor...
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