Esto no es una petición. Es una aspiración, un deseo intenso y un compromiso. “Venga tu Reino” es abrir la puerta y el corazón para que pase.
Es un clamor de insatisfacción y de inconformismo porque este mundo así no nos gusta y queremos otro. Este mundo donde “reina” el egoísmo, el materialismo, la avaricia, la sumisión y la indiferencia. Queremos un mundo donde “reine” el amor, la paz, la justicia, la solidaridad…
“Venga tu Reino es la aspiración utópica de otro mundo posible y necesario.
Jesús nos advierte: “No sois de este mundo. Si fuerais suyos el mundo os amaría; pero como no sois suyos, por eso el mundo os odia como me odió a mí. Pero no temáis, yo he vencido al mundo”. “Venga tu Reino» es que este mundo injusto cambie en la línea que Jesús quería. Sólo el amor puede cambiar el mundo.
“Venga tu Reino” a las víctimas de este mundo injusto que oprime, descarta y mata. “Venga tu Reino” es que haya vida digna y generosa para todas las personas.
“Venga tu Reino” es creer en la energía de la pequeñez: la semilla, la luz, la sal, la levadura… La gente pequeña haciendo cosas pequeñas que puede cambiar el mundo.
“Venga tu Reino” es el reconocimiento humilde de que es un don más que una conquista. Que es más iniciativa tuya que nuestra, más “fuerza” tuya que nuestra. Don que ya está dado, que está sembrado en nuestros corazones y en el mundo y que crece por la vitalidad de su semilla. Requiere nuestra colaboración de aceptarlo y cuidarlo (o lo podemos entorpecer), pero ya está sembrado. Y es Dios quien lo hace crecer.
“Venga tu Reino” es una invitación a que lo vivamos, que vivamos las Bienaventuranzas, que “donde haya odio ponga yo amor”.
Jesús nos dice que el Reino está cerca. Tan cerca que está dentro de nosotros. “Venga tu Reino” es abrirnos a él, dejarnos transformar por él.
¡Que venga tu Reino!