jueves, 25 de diciembre de 2014

Sol que naces de lo alto

Sol que naces de lo alto
sin querer quedarte arriba.
Luz que brillas en el cielo
para hacer crecer la vida.


Vuelve a nuestro mundo soñoliento
la paz que le es robada sin saberlo
la sed del que marcha hacia una meta
y el hambre insaciable  de querer ser más pequeños.


Danos tu amor
ingente y encendido
para deshacer el hielo del olvido
y la ceguera que reinan lejos del pesebre.


Y empezar así, como recién nacidos,
a aprenderlo todo, todo de nuevo:
las palabras, los silencios,
los deseos y los miedos de la gente.


Villancicos que traéis su fiel recuerdo,
estrellas que alumbráis en la noche su presencia,
enseñadnos el surco profundo y extenso
en que la vida de Dios se va forjando libremente:
más humana, más cercana, más fraterna.


Y despertad en nosotros el deseo apasionado 
de acogerla entre los brazos,
de glosar sus balbuceos,
de alimentar en su mirada
nuestros más endebles sueños.



Seve Lázaro, sj