Dicen que si escucho muy dentro, ahí habitas
Más dentro que el miedo o el coraje,
Más profundo que la risa o la lágrima,
Más mío que la certeza o la duda,
Más amor que el más tierno abrazo
Dicen que tu voz arrulla los vacíos
y tu silencio acalla los ruidos,
Dicen que sacias el hambre
de quien no sabe, de quien no tiene,
de quien no puede, de quien no llega.
Y vuelcas en mí palabras de evangelio y justicia,
de perdón y paz, de llamada y envío, de encuentro:
nombres que en toda lengua se entienden.
Agua fresca en la garganta reseca,
rescoldo de una vida que se niega a rendirse,
serenidad en la hora crítica,
tormenta en la historia insípida,
puente que salta abismos imposibles
haciendo de mi casa pequeña la mansión de un Dios...
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