martes, 20 de diciembre de 2011

Dicen que vienes...



Dicen que vienes y siempre es tiempo,
pues te esperamos.
En la tierra sedienta de milagros.
En la duda que nos muerde.
En el sollozo ajeno.
Que estremece e inquieta.

Te esperamos en el fracaso.
Que nos derriba.
Y en el triunfo que nos vuelva islas distantes.
En el perdón que se nos escapa.
En la calma que no alcanzamos, te acercas.
En el vendaval que a veces nos sacude.
En el arrumaco que nos aquieta.

Te nos llegas, sorprendente.
Desbordas nuestra espera con palabras nuevas,
con respuesta eterna y estás muy dentro y muy fuera.
Vienes volviéndolo todo del revés.
Puerta imprevista a un cielo de pobres y pequeños,
a hombro en el que se recuestan los heridos,
los culpables, los enfermos.

Ya Señor,
Dios con nosotros,
Dios nuestro...



transcripción de aquí: http://www.rezandovoy.org/

viernes, 2 de diciembre de 2011

Tiempo de Adviento


Tiempo de Adviento,
Tiempo de espera.
Dios que se acerca,
Dios que ya llega.
Esperanza del pueblo,
la vida nueva.
El Reino nace,
don y tarea.
Te cantamos Padre bueno
a la esperanza.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Oh Señor, mi Dios ausente, mi Dios que te escondes...

Oh Señor, mi Dios ausente, mi Dios que te escondes detrás de tantas cosas que me seducen y me fascinan. De tantas cosas que me atraen con fuerza casi resistible. Deja que yo descubra la claridad de tu mirada. Señor, que yo descubra en ti el sentido de mi vida y el sentido de toda vida humana.


A los bellos, a los sabelotodo, a los fuertes, a los ricos, a las guapas de espejo, a los arrogantes, a los manipuladores, a las reinas de la fiesta, a los chulos de barrio, a los que opinan de todo pero no escuchan nada, al que sonríe sin alma, al buscador de atajos, al vendedor de quimeras, al triunfador sin historia, al presuntuoso, al arrogante, al que pisa fuerte sin mirar a quien, al que nunca duda... Hay que recordarles que también lloran, aman y se equivocan a ratos. Que no es el fulgor fugaz el que nos hace personas, sino la desnudez frágil y que es en la normalidad compartida donde nos podemos encontrar... hermanos






tomado de aquí y transcrito desde rezandovoy.org

jueves, 28 de julio de 2011

Mi tesoro

He perseguido sueños vanos
he comprado tesoros vacios
he querido aprisionar amores
y he cerrado con llave mi hogar
para que no me lo invadan

He vestido mis dudas
con falsas certezas
y he tratado de matar mis miedos
cerrando los ojos

Pero al final
vuelvo a estar desnudo y temblando
Hasta que al encontrarte
todo cambia

Tu Evangelio es fuego que me enciende
llamada que me pone en camino
tesoro por el que vendo todo
y soy tan pobre, y tan rico

Tu Palabra despierta la pasión
Tu vida es lección
que me enseña a vivir,
a querer, a saltar al vacío

Contigo los sueños son posibles,
los tesoros infinitos,
el amor eterno

La puerta está abierta
El hogar repleto de momentos,
de historias, de encuentros

La fe arriesga, y el miedo calla
Me visto de ti
en mi debilidad, tu fuerza
y todo encaja

José Ma. R. Olaizola, sj

jueves, 23 de junio de 2011

Mentiras

MENTIRAS

La paz sin tormenta
la pasión sin Pasión
la encarnación sin carne
el amor sin historia
la risa sin alma
… mentiras.

El desprecio en Tu Nombre,
la virtud arrojadiza,
la justicia inhumana,
la palabra sin misericordia,
la promesa sin lazo,
la renuncia sin nostalgia
… mentiras.

El amor sin zozobra,
la pregunta sin riesgo,
la fe sin duda,
la seguridad sin resquicios,
lo que “siempre ha sido así”
… más mentiras.

Pero tu Verdad
ilumina nuestras sombras,
desmonta nuestros engaños
y despierta la esperanza.
José Mari R. Olaizola

martes, 14 de junio de 2011

Amar...

 
 
Amar la gracia delicada
del cisne azul y de la rosa rosa,
amar la luz del alba
y la de las estrellas que se abren
y la de las sonrisas que se alargan...

 
 
Amar la plenitud del árbol,
amar la música del agua
y la dulzura de la fruta
y la dulzura de las almas dulces...
amar lo amable no es amor...

Amar es ponerse de almohada
para el cansancio de cada día,
es ponerse de sol vivo en el ansia
de la semilla ciega que perdió
el rumbo de la luz, aprisionada por su tierra
vencida por su misma tierra...

Amar es desenredar marañas
de caminos en la tiniebla.
¡Amar es ser camino y ser escala!
Amar es este Amor a lo que nos duele,
lo que nos sangra bien adentro...

Es entrarse en la entraña
de la noche y adivinarle la estrella en germen.
¡La esperanza de la estrella!
Amor es amar desde la raíz negra...

Amor es perdonar, y lo que es más
que perdonar: es comprender.
Amar es apretarse a la cruz,
y clavarse a la cruz,
y morir, y resucitar
¡ Amar es resucitar !


Dulce María Loynaz

lunes, 6 de junio de 2011

Dicen...

Dicen que si escucho muy dentro, ahí habitas
Más dentro que el miedo o el coraje,
Más profundo que la risa o la lágrima,
Más mío que la certeza o la duda,
Más amor que el más tierno abrazo

Dicen que tu voz arrulla los vacíos
y tu silencio acalla los ruidos,
Dicen que sacias el hambre
de quien no sabe, de quien no tiene,
de quien no puede, de quien no llega.

Y vuelcas en mí palabras de evangelio y justicia,
de perdón y paz, de llamada y envío, de encuentro:
nombres que en toda lengua se entienden.

Agua fresca en la garganta reseca,
rescoldo de una vida que se niega a rendirse,
serenidad en la hora crítica,
tormenta en la historia insípida,
puente que salta abismos imposibles
haciendo de mi casa pequeña la mansión de un Dios...


viernes, 15 de abril de 2011

ESCÁNDALO Y LOCURA

Los primeros cristianos lo sabían. Su fe en un Dios crucificado sólo podía ser considerada como un escándalo y una locura. ¿A quién se le había ocurrido decir algo tan absurdo y horrendo de Dios? Nunca religión alguna se ha atrevido a confesar algo semejante.

Ciertamente, lo primero que todos descubrimos en el crucificado del Gólgota, torturado injustamente hasta la muerte por las autoridades religiosas y el poder político, es la fuerza destructora del mal, la crueldad del odio y el fanatismo de la mentira. Pero ahí precisamente, en esa víctima inocente, los seguidores de Jesús vemos a Dios identificado con todas las víctimas de todos los tiempos.

Despojado de todo poder dominador, de toda belleza estética, de todo éxito político y toda aureola religiosa, Dios se nos revela, en lo más puro e insondable de su misterio, como amor y sólo amor. No existe ni existirá nunca un Dios frío, apático e indiferente. Sólo un Dios que padece con nosotros, sufre nuestros sufrimientos y muere nuestra muerte.

Este Dios crucificado no es un Dios poderoso y controlador, que trata de someter a sus hijos e hijas buscando siempre su gloria y honor. Es un Dios humilde y paciente, que respeta hasta el final la libertad del ser humano, aunque nosotros abusemos una y otra vez de su amor. Prefiere ser víctima de sus criaturas antes que verdugo.

Este Dios crucificado no es el Dios justiciero, resentido y vengativo que todavía sigue turbando la conciencia de no pocos creyentes. Desde la cruz, Dios no responde al mal con el mal. “En Cristo está Dios, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino reconciliando al mundo consigo” (2 Corintios 5,19). Mientras nosotros hablamos de méritos, culpas o derechos adquiridos, Dios nos está acogiendo a todos con su amor insondable y su perdón.

Este Dios crucificado se revela hoy en todas las víctimas inocentes. Está en la cruz del Calvario y está en todas las cruces donde sufren y mueren los más inocentes: los niños hambrientos y las mujeres maltratadas, los torturados por los verdugos del poder, los explotados por nuestro bienestar, los olvidados por nuestra religión.

Los cristianos seguimos celebrando al Dios crucificado, para no olvidar nunca el “amor loco” de Dios a la humanidad y para mantener vivo el recuerdo de todos los crucificados. Es un escándalo y una locura. Sin embargo, para quienes seguimos a Jesús y creemos en el misterio redentor que se encierra en su muerte, es la fuerza que sostiene nuestra esperanza y nuestra lucha por un mundo más humano.



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Comparte un riesgo, ¡Cree en Jesús!

No te pierdas la experiencia de vivir una Semana Santa en la Casa de la Juventud, ¡VEN A LA PASCUA JUVENIL! http://torcasajuv.com/node/176



Tomado de http://eclesalia.wordpress.com/2011/04/13/escandalo-y-locura/

viernes, 11 de marzo de 2011

El ayuno que Dios quiere... Is 58, 1-10



Clama a voz en grito, no te detengas;
levanta tu voz como cuerno y denuncia a mi pueblo su rebeldía
y a la casa de Jacob sus pecados:

A mí me buscan día a día y les agrada conocer mis caminos,
como si fueran gente que la virtud practica y el rito de su Dios no hubiesen abandonado.
Me preguntan por las leyes justas, la proximidad de su Dios les agrada.

- ¿Por qué ayunamos, si tú no lo ves? ¿Para qué nos humillamos, si tú no lo sabes?

- Es que el día en que ayunaban,
buscaban su propio negocio y explotaban a todos sus trabajadores.

Es que ayunan para litigio y pleito y para dar de puñetazos a malvados.
No ayunen como hoy, para hacer oír en las alturas su voz.

¿Acaso es éste el ayuno que yo quiero el día en que se humilla el hombre?
¿Había que doblegar como junco la cabeza, en sayal y ceniza estarse echado?
¿A eso llaman ayuno y día agradabel a Yahveh?

¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero:
desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo,
dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo?

¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa?
¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?

Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente.
Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.

Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá:
«Aquí estoy.»

Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad,
repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada,
resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía. 

martes, 1 de marzo de 2011

LA DIVINA PROVIDENCIA, Por añadidura, Mt 6, 24-34


Me costó comprender éste Evangelio. Mi sentido común propio de la época en la que me toca vivir me decía que lo lógico es producir y acumular. El futuro depende de lo que pueda almacenar, de los reaseguros que me provea en forma de jubilación, medicina prepagada, cuenta bancaria, inversiones, etc. Dios parece no ocuparse de nuestra economía a pesar de lo que dice el Evangelio acerca de los “lirios del campo y los pájaros del cielo.” Ni lirios ni pájaros, volvamos a la realidad, eso está muy bien como cuentito, pero la vida es otra cosa. O provees para ti y tu familia o te quedas en la calle, no hay más que mirar los diarios.


Hasta que desperté a lo que el Evangelio me quiere enseñar. No es pensar en un Dios que está afuera de la historia y desde allí es providente sino descubrir que la Divina Providencia, ¡soy yo! eres tú, somos todos. Despertar a la realidad de que el Dios que nos inhabita es quien nos habilita para ser providentes si lo dejamos actuar. Liberar nuestra capacidad de compartir lo producido es, me parece, el gran desafío al que nos invita Jesús.

Servir a Dios y buscar el Reino implica que en mi propia vida yo asuma la responsabilidad que me toca. No es un inmovilismo irresponsable de esperar que las cosas vengan de arriba. Es trabajar duro de acuerdo a mis posibilidades para producir las riquezas que mis talentos puedan aportar y luego compartirlas con mis hermanos en la confianza de que si nos animamos a vivir así, los bienes alcanzan para todos.

Si dejamos de pensar en un “dios mago” que digita las cosas e interviene a su antojo, o al que podemos torcer la voluntad a fuerza de oraciones para que intervenga según el nuestro, nos tomaremos en serio nuestra capacidad co-creadora. Estaremos entonces capacitados para construir un orden nuevo regido por los valores del Reino y su justicia, y el resto se nos dará por añadidura.

Que las oraciones sirvan para cambiarnos el corazón, para hacer espacio a la acción del Espíritu que nos invita a ser justos y generosos. Allí descubriremos la verdadera Providencia, la que Dios pone en nuestras manos.

tomado de http://eclesalia.wordpress.com/2011/03/01/la-divina-providencia-2/

miércoles, 9 de febrero de 2011

Entender las leyes como Jesús


Los judíos hablaban con orgullo de la Ley de Moisés. Era el mejor regalo que habían recibido de Dios. En todas las sinagogas la guardaban con veneración dentro de un cofre depositado en un lugar especial. En esa Ley podían encontrar cuanto necesitaban para ser fieles a Dios.

Jesús, sin embargo, no vive centrado en la Ley. No se dedica a estudiarla ni a explicarla a sus discípulos. No se le ve nunca preocupado por observarla de manera escrupulosa. Ciertamente, no pone en marcha una campaña contra la Ley, pero ésta no ocupa ya un lugar central en su corazón.

Jesús busca la voluntad del Dios desde otra experiencia diferente. Le siente a Dios tratando de abrirse camino entre los hombres para construir con ellos un mundo más justo y fraterno. Esto lo cambia todo. La ley no es ya lo decisivo para saber qué espera Dios de nosotros. Lo primero es “buscar el reino de Dios y su justicia”.

Los fariseos y letrados se preocupan de observar rigurosamente las leyes, pero descuidan el amor y la justicia. Jesús se esfuerza por introducir en sus seguidores otro talante y otro espíritu: «si vuestra justicia no es mejor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de Dios». Hay que superar el legalismo que se contenta con el cumplimiento literal de leyes y normas.

Cuando se busca la voluntad del Padre con la pasión con que la busca Jesús, se va siempre más allá de lo que dicen las leyes. Para caminar hacia ese mundo más humano que Dios quiere para todos, lo importante no es contar con personas observantes de leyes, sino con hombres y mujeres que se parezcan a él.

Aquel que no mata, cumple la Ley, pero si no arranca de su corazón la agresividad hacia su hermano, no se parece a Dios. Aquel que no comete adulterio, cumple la Ley, pero si desea egoístamente la esposa de su hermano, no se asemeja a Dios. En estas personas reina la Ley, pero no Dios; son observantes, pero no saben amar; viven correctamente, pero no construirán un mundo más humano.

Hemos de escuchar bien las palabras de Jesús: «No he venido a abolir la Ley y los profetas, sino a dar plenitud». No ha venido a echar por tierra el patrimonio legal y religioso del antiguo testamento. Ha venido a «dar plenitud», a ensanchar el horizonte del comportamiento humano, a liberar la vida de los peligros del legalismo.

Nuestro cristianismo será más humano y evangélico cuando aprendamos a vivir las leyes, normas, preceptos y tradiciones como los vivía Jesús: buscando ese mundo más justo y fraterno que quiere el Padre.


(fuente: http://eclesalia.wordpress.com/2011/02/09/entender-las-leyes-como-jesus/)

miércoles, 19 de enero de 2011

Seguidores



Cuando Jesús se entera de que el Bautista ha sido encarcelado, abandona su aldea de Nazaret y marcha a la ribera del lago de Galilea para comenzar su misión. Su primera intervención no tiene nada de espectacular. No realiza un prodigio. Sencillamente, llama a unos pescadores que responden inmediatamente a su voz: “Seguidme”.

Así comienza el movimiento de seguidores de Jesús. Aquí está el germen humilde de lo que un día será su Iglesia. Aquí se nos manifiesta por vez primera la relación que ha de mantenerse siempre viva entre Jesús y quienes creen en él. El cristianismo es, antes que nada, seguimiento a Jesucristo.

Esto significa que la fe cristiana no es sólo adhesión doctrinal, sino conducta y vida marcada por nuestra vinculación a Jesús. Creer en Jesucristo es vivir su estilo de vida, animados por su Espíritu, colaborando en su proyecto del reino de Dios y cargando con su cruz para compartir su resurrección.

Nuestra tentación es siempre querer ser cristianos sin seguir a Jesús, reduciendo nuestra fe a una afirmación dogmática o a un culto a Jesús como Señor e Hijo de Dios. Sin embargo, el criterio para verificar si creemos en Jesús como Hijo encarnado de Dios es comprobar si le seguimos sólo a él.

La adhesión a Jesús no consiste sólo en admirarlo como hombre ni en adorarlo como Dios. Quien lo admira o lo adora, quedándose personalmente fuera, sin descubrir en él la exigencia a seguirle de cerca, no vive la fe cristiana de manera integral. Sólo el que sigue a Jesús se coloca en la verdadera perspectiva para entender y vivir la experiencia cristiana de forma auténtica.

En el cristianismo actual vivimos una situación paradójica. A la Iglesia no sólo pertenecen los que siguen o intentan seguir a Jesús, sino, además, los que no se preocupan en absoluto de caminar tras sus pasos. Basta estar bautizado y no romper la comunión con la institución, para pertenecer oficialmente a la Iglesia de Jesús, aunque jamás se haya propuesto seguirle.

Lo primero que hemos de escuchar de Jesús en esta Iglesia es su llamada a seguirle sin reservas, liberándonos de ataduras, cobardías y desviaciones que nos impiden caminar tras él. Estos tiempos de crisis pueden ser la mejor oportunidad para corregir el cristianismo y mover a la Iglesia en dirección hacia Jesús.

Hemos de aprender a vivir en nuestras comunidades y grupos cristianos de manera dinámica, con los ojos fijos en él, siguiendo sus pasos y colaborando con él en humanizar la vida. Disfrutaremos de nuestra fe de manera nueva.

(fuente: http://eclesalia.wordpress.com/2011/01/19/seguidores/)