viernes, 14 de marzo de 2014

Sed Buenos



Sed buenos:
Buenos en vuestro rostro, que deberá ser distendido, sereno y sonriente;
buenos en vuestra mirada, una mirada que primero sorprende y luego atrae. 


Sed buenos en vuestra forma de escuchar:
De este modo experimentaréis, una y otra vez, la paciencia, el amor, la atención y la aceptación de eventuales llamadas.


Sed buenos en vuestras manos:
Manos que dan, que ayudan, que enjugan las lágrimas, que estrechan la mano del pobre y del enfermo para infundir valor, que abrazan al adversario y le inducen al acuerdo, que escriben una hermosa carta a quien sufre, sobre todo si sufre por nuestra culpa; manos que saben pedir con humildad para uno mismo y para quienes lo necesitan, que saben servir a los enfermos, que saben hacer los trabajos más humildes.


Sed buenos en el hablar y en el juzgar:
Sed buenos, si sois jóvenes, con los ancianos; y, si sois ancianos, sed buenos con los jóvenes.


Sed contemplativos en la acción:
Mirando a Jesús -para ser "imagen de Él"- sed, en este mundo y en esta Iglesia, contemplativos en la acción; transformad vuestra actividad ministerial en un medio de unión con Dios. 


Sed santos:
El santo encuentra mil formas, aún revolucionarias, para llegar a tiempo allá donde la necesidad es urgente; el santo es audaz, ingenioso y moderno; el santo no espera a que vengan de lo alto las disposiciones y las innovaciones; el santo supera los obstáculos y, si es necesario, quema las viejas estructuras superándolas…

Pero siempre con el amor de Dios y en la absoluta fidelidad a la Iglesia a la que servimos humildemente porque la amamos apasionadamente.

Padre Arrupe, 1976

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